Por fuera hay que ser duro como el asfalto, la piel igual de fría que si fuéramos lagartos, por eso miénteme y dime que nos veremos, tan sólo unas horas y ya te echo de menos, me columpio con la esperanza de que mañana sea mejor. Por favor cuéntale que la miro, como no miro a ninguna, y que no voy a darme un respiro, mientras no mire la luna, y que más de cien soles no curten mi pecho, que de su mirada es de lo que estoy hecho.
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